“Se dice, se cree pero no lo sabemos” es el que más tenemos que repetir cuando queremos hablar de la historia de la Fatarella, puesto que toda la documentación, tanto la del archivo municipal como la del eclesiástico, se quemó durante la Guerra Civil.
Los inicios del poblamiento de la Fatarella se vinculan a la existencia de una torre de vigilancia árabe. La inicial “Al-Fatriyya” (torre), según Josep Alanyà y Roig, podría haber derivado en Torre Fatorella y, posteriormente, en la Fatarella. Josep Gironès, escritor local, aventura el topónimo “Fath talé’a” (atalaya de la entrada), justo porque la actual Fatarella era un paso obligado para las personas que transitaban entre lo río Ebro y la meseta.
En referencia al nombre hay otras teorías. Como las que tienen como referente la noria (ingenio movido por un animal usado para elevar el agua del subsuelo), el nombre árabe de la cual: “Al-Hattar(a)él-lah“(noria divina) le dio pie a Joan Coromines para establecer el origen del topónimo actual, de la misma forma que Margarida Castells, profesora de Filología Árabe a la UB, cogió como referente “al-khattaara” (la senieta). La versión popular relaciona un grupo de bandoleros que “trabajaban” en las Camposines, desde siempre un importante nudo de comunicaciones. Aquellos ladrones guardarían el botín a la “Fatera”. Teorías a un lado, el escudo municipal reproduce una torre de vigilancia que, a buen seguro, fue el origen del pueblo; se cree que los restos podrían encontrarse bajo el actual edificio de la Capilla de la Virgen María de la Misericordia.
Existen indicios de pobladores de la época de los iberos, mientras que en los Camposines se ha encontrado restos de la Edad de Bronze. En el siglo XII, con la conquista cristiana, el territorio pasó a ser dominio del Orden del Templo. En 1204 se concede la carta de poblamiento en las Camposines (villa independiente hasta 1842 que, después de las guerras carlistas, fue anexionada a la Fatarella). Posteriormente, en el año 1228 fue librada a la Fatarella su carta de población.
A partir de la carta de población templera, un grupo de repobladores se establecieron en estas tierras. El núcleo inicial siguió los patrones establecidos en la Edad Media, con el recinto cerrado formado por las mismas paredes de las casa, con muros de entre 80 i 120cm de ancho y unos portales de acceso al recinto que se abrían en salir el sol y se cerraban a la puesta. De portales solo queda uno, ya que el resto fueron destruidos durante la guerra.
El gran crecimiento de la población en el siglo XVII obligó a ultrapasar este recinto y configurar el pueblo actual. En empezar el siglo XX se vivió una época de esplendor en el sector agrícola, y en el año 1920 se llegó a una población máxima: 2497 habitantes. Con la crisis de la filoxera primero y después la Guerra Civil española, empezó un descenso económico y demográfico. Y es que la Fatarella fue uno de los escenarios de la cruel Batalla del Ebro, el último intento de las tropas de la República para parar el alzamiento nacional.
Fuente: Ayuntamiento de la Fatarella